lunes, 21 de noviembre de 2011

Perder un tren

Ante todo, voy a aclarar que no hay cosa que más me aburra que el debate político. Cuando era niña, mis mayores quisieron enseñarme que un voto tiene el poder de cambiar el futuro de una nación, sin embargo, a medida que pasa el tiempo observo cómo la política en general y los políticos en particular se distancian cada vez más de las necesidades del ciudadano de a pie, cómo nuestros gobernantes, de cualquier signo y color, demuestran una clara tendencia a hacerse cada día un poco más ricos mientras los demás nos volvemos cada día un poco más pobres.
Por tanto, estas últimas elecciones no merecerían que escribiera ni una línea, si no fuera por una imagen que sigue grabada en mi retina: la de Soraya Saenz de Santamaría asomada al balcón de la calle Génova, celebrando la victoria de su partido, tan solo 9 días después de haber dado a luz.
La observo con terror mientras pienso que estas son las personas que supuestamente deben luchar por nuestros derechos y lograr unas medidas de conciliación más efectivas. Menudo ejemplo, ha sido lo primero que me ha venido a la mente.
Sé que lo políticamente correcto sería alabar su tesón y su amor al trabajo, proponerla como paradigma de la mujer moderna y liberada, pero de esto ya se ocuparán los medios de comunicación en los días venideros. Aún a riesgo de ser considerada víctima del patriarcado, no consigo solidarizarme con ella ni identificarme con su lucha en pos de una igualdad que solo se puede conseguir a costa de una masculinización progresiva, un divorcio emocional de las etapas vitales de cada mujer, un pobre intento de (re)insertarse en un mundo laboral hecho por y para hombres.
En realidad, no critico a Soraya. La encrucijada ante la que se ha encontrado es la misma ante la que nos hemos encontrado todas las mamás trabajadoras. Ante ti, pasan dos trenes y tienes que elegir a cuál te subes y cuál te pierdes. Puedes elegir a tu familia, a tus hijos, y ver cómo ante ti se esfuman tus oportunidades de carrera, o puedes elegir a tu trabajo y perderte la vida de tus hijos, sus primeros pasos, sus primeras palabras. Soraya y yo nos hemos hecho la misma pregunta y hemos dado una respuesta diferente. No comparto su decisión, pero la respeto.
Sin embargo, a mí me enseñaron que la verdadera democracia reside en la posibilidad de elegir. Ella ha podido elegir su camino, reincorporarse al "trabajo" incluso antes de acabar la cuarentena. En cambio, yo y las que son como yo, no podemos. Si queremos estar con nuestros hijos más tiempo de las míseras 16 semanas que nos garantiza el estado, si queremos verlos crecer y no dejarlos en manos ajenas mientras nos realizamos profesionalmente, si queremos cuidar, mantener y disfrutar de una lactancia prolongada lo tenemos que hacer al margen del sistema. En mi caso, pidiendo una excedencia, y siendo muy consciente de que soy una privilegiada, pues en muchas familias esa opción ni siquiera es posible: algunas mamás se ven obligadas a subirse al tren equivocado.
Ojalá pueda vivir para ver el día en que no tengamos que comparar la conciliación con perder un tren.

6 comentarios:

  1. Sólo diré que suscribo todas y cada una de tus palabras.

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  2. La otra noche me pregunté lo mismo que tú, porque yo no habría podido separarme de mi niña...
    Pero si algo he aprendido en estos meses es que cada mujer vive la maternidad de una forma distinta, con necesidades diferentes y diversas prioridades. Por eso creo que si yo puedo entender, que no compartir, otras formas de vivir la maternidad quizás Soraya también sea capaz de defender otras posturas frente a la maternidad. Al menos eso espero :)

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  3. Me uno a tu entrada con mi granito de arena bloguero (por cierto te he enlazado al final):

    http://entremimosyjuguetes.blogspot.com/2011/11/soraya-madre-soraya-mujer-y-sobre-todo.html

    Ya sabes mi opinión, de sobra.

    Has bordado tu entrada.

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  4. Comparto tu opinión. Y a raíz de lo que comenta Marián, es cierto que cada madre vivencia su maternidad de manera diferente y con diferentes prioridades, pero en lo que pienso después de su decisión no es en cómo se siente ella (yo me sentiría fatal pero a lo mejor ella lo lleva bien) sino en cómo se siente ese bebé....que resulta que se da cuenta de que es al menos el segundo en las prioridades de su madre. Luego nos sorprendemos de que los niños crezcan con determinado carácter....todo marca y todo pasa factura y las prioridades (para mi gusto equivocadas de Soraya) no son una excepción.

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  5. Hola guapa. Me ha encantado este post y no podria estar mas de acuerdo. Para mi ha sido imposible separarme d mis hijos siendo bebes. No digo que quien lo haga sea una mala madre pero en mi caso era inconcebible. Nuestras ituacion economica era y es malilla, como la de casi todos con esta crisis, pero prefiero mil veces privarme de otras cosas y poder disfrutar d e mis hijos.

    Por cierto, tienes un premio en mi blog

    Besitos

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  6. Es curioso, hace tan solo 3 días que he creado esta entrada y se ha convertido en la más leída de todo el blog.
    Gracias a todas por leerme, por aportar vuestro granito de arena, y a Yasmin por el premio, voy p'allá a recogerlo.
    Un beso!!

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