viernes, 27 de abril de 2012

Enseñar a dormir

Cuando estaba embarazada de mi hijo mayor, una amiga me prestó un famoso libro que pretende "enseñar a dormir" a los niños. Creo que no hace falta aclarar de qué libro se trata, ya que no necesita (ni merece) más publicidad de la que ya se le está haciendo.
Lo leí, e incluso en ese momento, meses antes de que se me cayera la venda de los ojos, lo encontré extremadamente cruel: no solo por el hecho de recomendar dejar llorar a un bebé, que ya de por si es bastante malo, sino por el desprecio con el que trata en todo momento las necesidades del niño.
Lo he vuelto a leer recientemente, después de un debate (un poco acalorado) con una conocida que afirmaba que a lo mejor me había fallado la comprensión lectora, pues según ella el libro no recomienda dejar llorar a los niños, y tampoco desprecia sus necesidades. He podido comprobar de nuevo que no solo recomienda dejar llorar a los bebés, también aconseja que se les deje chillar, gritar, vomitar y pedir ayuda de todas las maneras posibles sin inmutarse; en cuanto al segundo punto, ese desprecio que según mi conocida solo existe en mi imaginación, pues qué queréis que os diga: un libro que sugiere, entre otras lindezas, poner una valla en la habitación de un niño mayorcito para que no pueda salir, y que dice textualmente que da igual que se quede dormido en el suelo, no me parece precisamente un dechado de empatía y respeto.
Lo que más me enerva es que los consejos de este tipo abundan, no solo en ese libro, sino en boca de familiares, amigos, conocidos y hasta profesionales de la salud, en los consultorios de las revistas, en los folletos que se reparten en casi cualquier sitio que tenga relación con el mundo infantil.
A decir verdad, existe otra corriente, una corriente minoritaria pero más sensata y humana, que defiende la teoría de que el sueño es un proceso evolutivo, que a dormir no se enseña ni se aprende, que estos métodos no son científicos como nos quieren hacer creer ni mucho menos inocuos.
A veces pienso en cómo dormían, cómo duermen mis hijos y sonrío. Teóricamente, ambos habrían sido carne de cañón para ser adiestrados, perdón, reeducados, para utilizar la misma expresión que emplea el autor del libro, pero mi sentido ético, mi corazón y mi amor de madre me impiden reeducarles como si fueran presos en una cárcel, encerrarlos en la soledad de sus dormitorios y tirar la llave de sus corazones.
En la actualidad, mi hijo mayor puede conciliar el sueño solo, duerme en su cama y en su habitación, no se despierta por las noches y no nos llama, a su padre o a mí, a no ser que se trate de una emergencia. Nuestro ritual nocturno consiste en contarle un cuento y darle un beso de buenas noches. No nos quedamos a hacerle compañía hasta que se queda dormido porque él nos ha pedido que dejemos de hacerlo, al igual que ha decidido por si mismo dar cada uno de esos pasos hacia la independencia.
A pesar de no haber sido reeducado, no muestra ninguna de las temibles secuelas que, según el autor del libro, presentan los niños que duermen "mal": a lo mejor se ha educado solo, pero he llegado a la conclusión de que, a pesar de todo, le he enseñado a dormir.
Le enseñé a dormir cogiéndole en brazos las veces que lo necesitó, paseándole a pesar del dolor de espalda, contándole un cuento tras otro, haciéndole mimos, dando caza a los monstruos y fantasmas que podían estar al acecho en la oscuridad del dormitorio, haciendo hechizos para espantar las pesadillas, contestando preguntas, repasando el día, abrazándole y respirando el olor de su pelo mientras cerraba los ojos. He conseguido que vea en el momento de ir a la cama algo placentero, relajante, natural y hasta divertido, no un delirio constante de ansiedad y llanto no atendido.
Todavía tengo que terminar de "enseñar" a la peque, sé que con el tiempo lo lograré, aunque de momento le quedan unas lecciones por aprender. Por ahora, me conformo con que se duerma mamando, protegida por el calor de la cama y la fuerza de mi amor. Sé que llegará el día en que no querrá dormirse asi, pero no tengo ninguna prisa, y sobre todo, no tengo el más mínimo interés en forzar la máquina para adelantar acontecimientos. Si esto es enseñar a dormir, no quiero perderme ni una sola clase.

12 comentarios:

  1. Está demostrado que los bebés ya duermen en el útero materno y que por tanto ellos ya saben dormir. Como tu has comprobado se trate de un proceso evolutivo según su edad, que también depende de cada niño.
    Mi hija según este "personaje" también necesitaría de sus atrocidades. Pero yo se que es normal, y lo voy viendo poco a poco.
    No creo que hayas enseñando a dormir a tu hijo, porque como digo ellos ya nacen sabiendo dormir, sino que podemos ayudarles a conciliar el sueño, que es distinto.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En realidad, lo de enseñar a dormir lo he dicho en broma, estoy de acuerdo en que los niños nacen sabiendo dormir y por tanto no necesitan aprender a hacerlo, y menos creándoles un shock emocional para que dejen de llorar.
      Al mismo tiempo, algo de aprendizaje sí que ha habido, porque mi niño se revolucionaba muchísimo a la hora de ir a la cama, en cambio ahora se duerme sin problemas.
      Los que me decían que nunca dormiría solo ya pueden pasar a pedir disculpas ;-)

      Eliminar
  2. Entiendo que para ofrecer una visión objetiva de ambas posturas, hay que tener información suficiente. Pero qué quieres que te diga? yo sería incapaz de volver a leer al susodicho ;)
    Y llegada hasta aquí (en mi maternidad, me refiero), he podido comprobar in situ, que no es necesario "adiestrar" a nuestros hijos para que aprendan a dormir (como bien dice Carol, ya lo han hecho perfectamente durante 9 meses). Y si nos reclaman, es porque real y emocionalmente, así lo necesitan. Eso me basta, porque no ha habido lloros, ni traumas, sino respeto, comprensión, y felicidad con mucho amor.
    Gracias por esta entrada Kim. Genial, como siempre!
    Comparto.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Volver a leerlo era una asignatura que tenía pendiente, porque siendo madre me percaté de algunos detalles que la otra vez había pasado por alto. También lo hice porque me piqué y quise refrescarme la memoria (después envié por e-mail a la chica que me dijo que no había entendido bien el libro una recopilación de las frases más significativas, jeje).
      Volverlo a leer no ha sido plato de buen gusto, pero lo comparé a tomarme un laxante: notas menos el sabor si te lo tragas de golpe que si lo bebes a sorbitos (y el efecto también es parecido).
      Un beso.

      Eliminar
  3. Pues mira tu por donde que estoy de acuerdo en todo todito menos en una cosa, me parece que en realidad "la otra", la nuestra, no es una corriente tan minoritaria, si no fíjate en la cantidad de mamás blogeras que contamos las mismas experiencias, además, hablando con amigos y conocidos resulta que después de mucho y mucho hablar y casi de manera soslayada te vienes a enterar que también duermen en brazos a us niños, que los de se suponen que están adiestrados según el maldito-libro se despiertan de noche y sus padres cometen el sacrilegio de meterse en su cama o meterlos en su cama. Me da a mi que al final no es tan fiero el león como lo pintan. O eso me gusta pensar.
    Por cierto, yo tampoco me pierdo ninguna clase, que soy muy aplicada en estas cosas del amor.
    Un beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Espero que tengas razón, que nuestra corriente sea cada vez menos minoritaria.
      Estoy de acuerdo contigo en que el colecho está mucho más extendido de lo que quieren hacernos ver, aunque en mi caso es un armario del que no necesito salir porque nunca he entrado en él.
      Besos.

      Eliminar
  4. sólo puedo decirte que precioso lo que has escrito, yo también estoy enseñando a mi niño a dormir así...al calor de mi pecho....todo llega, tiene 14 meses y hasta hace poco dormíamos juntitos y cada dos horas se despertaba...ya duerme toda la noche...pero no duerme sólo porque tendría que hacerlo??si no lo está...está conmigo en brazos de mamá...besitos queridas

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡¡Enhorabuena por esos 14 meses de mimos y esas noches del tirón!! Creo que el mejor regalo que les podemos hacer es darles nuestro amor incondicional.

      Eliminar
  5. Hay veces que los padres evitan decir que colechan y que sus hijos se despiertan por las noches...para evitar miradas desaprobatorias o tener que dar explicaciones. A mí me lo ha dicho gente en petit comité. Es triste pero supongo que les evita lo que yo tengo que oír..

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A estas alturas, me he resuelto a dar explicaciones con mucho gusto, creo que si queremos normalizar el colecho o el simple hecho de atender a un bebé que se despierta no nos tiene que dar reparo hablar de ello.
      De todos modos, me asombra la cantidad de gente que opina que mi hija y yo deberíamos fastidiarnos para tener contenta a la vecina de enfrente, a la suegra o al pediatra.
      En fin...

      Eliminar
  6. Kim, pienso como tu, pero últimamente me acechan unas dudas. Tengo un hijo de tres años q me necesita para dormirse y estoy embarazada. Cuando nazca el bebé tendré q atenderle y no se como voy a hacerlo. El papi hay noches q no esta en casa. Me gustaría saber como lo has hecho tu, si te han coincidido los dos hermanos como me ocurrirá a mi. Quizás no deba preocuparme...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo creo que cuando nazca el bebé encontrarás tu "receta". Los míos se llevan 4 años y 1/2, cuando la niña era más pequeña dormía a los dos a la vez, le contaba el cuento al mayor con la peque en la teta; ahora se duermen a horas distintas, así que primero duermo a la niña mientras el mayor juega con papá, hace un puzzle o lee y cuando ella se duerme voy con él.
      Yo de ti no me preocuparía, al principio puede ser un poco caótico, pero seguro que encontrarás una rutina que te permitirá dedicarle a cada uno de tus hijos el tiempo que necesite sin que el otro se sienta desatendido.
      Un beso.

      Eliminar