martes, 27 de septiembre de 2016

Hasta las estrellas

Era la mañana del 18 de agosto. Habíamos llegado a la playa un par de días antes y me encontraba en la cama, disfrutando de la brisa marina que se filtraba a través de la ventana abierta, saboreando esa nueva rutina, hecha de repentina tranquilidad, de ausencia de obligaciones.
Mi hija vino a verme, como suele hacer habitualmente por las mañanas, al igual que su hermano. Se acurrucó contra mí y me dijo que quería tomar teta por última vez; pero en vez de limitarse al chupito rápido y distraído con el que me había estado obsequiando los últimos meses, se enganchó durante un tiempo considerable. Nos quedamos allí tumbadas las dos, mirándonos mutuamente mientras yo trataba de grabarme a fuego en la memoria ese momento. Cuando terminó, se separó, dijo adiós teti, y gracias y se fue a jugar. Con esas palabras puso fin a la lactancia.
Desde entonces, no ha vuelto a pedir, y dado el tiempo transcurrido, doy por sentado que su decisión es definitiva.
A lo largo de estos años siempre pensé que el momento del destete me supondría una oleada de nostalgia, que podría llegar a ser hasta doloroso a nivel psicológico. A fin de cuentas, mis niños crecen a pasos agigantados y tengo que admitir que mis últimas entradas en este blog no hacen otra cosa que dar vueltas a esos pensamientos, a hablar de las etapas que cerramos y dejamos atrás. Sin embargo, esta vez no ha sido así. 
Nunca he tenido ganas de que terminara, pero después de casi 6 años hemos llegado hasta las estrellas, y creo que puedo darme por satisfecha. Tal y como me prometí en su día, nuestra lactancia ha durado todo lo que ella ha querido. 
Me dijeron que no podría, pero pude.
Me dijeron que no sabría, pero supe.
Me dijeron que no tenía leche, pero tuve.
Me dijeron que tendría problemas de crecimiento, pero está estupenda.
Me dijeron que sería inmadura, pero es muy lanzada y espabilada para su edad.
Me dijeron que sería introvertida, pero es extremadamente sociable.
Me dijeron que la haría dependiente, pero es muy autónoma.
Me dijeron que tomaría teta hasta la mayoría de edad, pero ella misma se ha destetado cuando se ha sentido preparada para ello.
Qué bonito es ahora el sonido del silencio.
Adiós teti, y gracias.
Gracias a ti mi amor, por haberme regalado estos momentos.